El 20 de enero de 1984, por invitación previa, José Mario Casadiegos ingresa al Programa de Maestros Misioneros, una iniciativa de alfabetización y evangelización dirigido a familias de lugares distantes de la región del Catatumbo donde hubiese la carencia de profesores oficiales y donde el Estado no hiciese presencia en este aspecto primordial de educación básica. Esta iniciativa fue llevada a cabo por el Excmo Monseñor Jorge Leonardo Gómez Serna, de la entonces Prelatura de San Luis Beltrán, hoy Diócesis de Tibú en el departamento Norte de Santander de la república de Colombia. El programa Maestros Misioneros recibía ayuda económica de Adveniat y Misereor, entidades cristianas católicas de Alemania con programas de financiación de misiones en el mundo. 

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La invitación era a un voluntariado de servicio a la evangelización y suplencia de maestros en la enseñanza primaria de escuelas veredales. Acudían jóvenes cristianos católicos de ambos sexos venidos de diferentes lugares del país para prestar este servicio voluntario. Luego de su llegada y acogida en el Instituto de Pastoral Monseñor Días Plata, durante 8 días se impartía una preparación espiritual y académica para luego hacer el envío a los distintos lugares de misión. En ese tiempo, el Programa Maestros Misioneros daba a cada maestro una bonificación de $ 5.000 mensuales para suplir sus necesidades básicas personales, teniendo en cuenta que cada comunidad debía proveerlo de habitación, alimentación y transporte, ya que cada dos meses se daba un encuentro de retiros y preparación en el Instituto de Pastoral.

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Transcurridos los días de encuentro preparatorio [viernes 20 al domingo 29 de enero de 1984] fueron enviados 72 maestros misioneros a las distintas veredas de la inhóspita región del Catatumbo. Este hecho se dio con una ceremonia muy significativa porque se leyó y reflexionó el texto evangélico donde el Señor Jesús envió los 72 discípulos [Lucas 10,1-9].

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Cada Maestro Misionero debía llevar consigo la biblia en la versión "Dios Habla Hoy", el "Documento de Puebla", y una cruz de madera colgada al pecho, símbolo cristiano de entrega, amor y perdón. Como himno de la misión se adoptó la canción "Nueva Generación" del padre Zezinho, sacerdote brasilero. Dentro de las funciones de cada uno de los Maestros Misioneros enviados está la "Celebración de la Palabra", llamada también "Liturgia de la Palabra", para lo cual se debía congregar periódicamente a la comunidad donde estuviese fungiendo. Hay que tener en cuenta que la Celebración de la Palabra  la puede hacer todo laico cristiano católico que esté comprometido con la causa de la evangelización, siempre y cuando tenga una preparación adecuada, de acuerdo a la doctrina de la Iglesia.​

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